Pasó la primavera de mi vida y sigo enamorado...

Pasó la primavera de mi vida y sigo enamorado...
"la justicia es ciega, pero no tonta"

martes, 30 de noviembre de 2010

La noche que los catalanes hablaron en castellano

Predicaron su histórica independencia, en su lengua vernácula, en catalán acérrimo, en cuantos mítines se le ofrecieron, predicaron su nacionalismo hablando en catalán por mercados, zocos, plazas, ramblas y esquinas de los pueblos, desde el pirineo aragonés hasta la frontera de Francia. Durante los días de campaña, derrocharon el catalán, como los advenedizos derrochamos sus botellas de cava en navidad, aunque nos difamen con no pagar los impuestos. Hablaron entre ellos –como siempre- para que nadie los entienda, para que el resto no sepa que ellos hablan en catalán, de un catalán que no permite ni los anuncios publicitarios, ni los rótulos ni los banner que se lean en castellano y continuaron hablando en su catalán, de un catalán que tampoco dispensa las voluntades de tantos miles y cientos de miles de andaluces que emigraron hasta su tierra de mar brava y se ven abocados a renegar del castellano parlante para convivir entre ellos, lo mismo que sus hijos se ven obligados a aprender a leer y a escribir, a diplomarse, a opositar y a ejercer su licenciatura en la lengua que los distingue como emperadores del nacionalismo que llevan a gala y orgullo en su sueño histórico de acendrada independencia. Esto no es nada malo en sí, pero genera discriminación para el conjunto de los no ilustrados, que no entendemos como ellos pueden desplazarse a nuestra tierra y optar a cualquier puesto de trabajo sin la dificultad añadida de tener que aprender una lengua. Pero en fín, eso no es lo que llama la atención al caso, lo que realmente exaspera es que después de tanta apología en los mítines, haciendo gala de su catalanismo hablado, llegara la noche del pasado domingo para dar el resultado de los comicios y todas y cada una de las fuerzas políticas presentadas (vencedores y vencidos), se expresaran o expresasen ante los medios de comunicación en Castellano parlante. ¿Qué pasa…porqué no se dirigieron al resto del pais, aquella noche en catalán, en su rancio y obsesivo lenguaje vernáculo…porque no hicieron bueno el hecho de tanto dicho y redicho…por temor a que no entendiéramos bien lo importantes que son, lo unidos que están, la fuerza política que derrochan…porque no hablaron su catalán en las ruedas de prensa destacadas y esa noche comparecieron ante los medios nacionales chapuleando el ilustre castellano…es que el Sr. Arturo Mas, deseaba compartir con el resto de los españoles su victoria en las elecciones…o quizás el intolerable Carlos Rovira, deseaba disculparse públicamente del fracaso del tripartido…o por el contrario el Sr. Montilla quería agradecer al conjunto de los españoles sus grandes aportaciones a la política nacional como socio del ejecutivo?. ¡venga ya, hombre!

domingo, 28 de noviembre de 2010

Del amor sin ningún tipo de género

Me pregunto ¿Qué es el amor? Y no sé responder. Cuando se lo pregunto a alguién, me responde con la evasiva metáfora, con el recurso aparente, con el sinónimo fácil: “el amor es amar”…la respuesta no puede ser más ambigua. Nos equivocamos todos al definir el amor aplicado al mundo de la pareja y ese error resulta más craso, cuando tratamos de darle sentido al amor en el desarrollo cotidiano de la convivencia. Toda una vida; que es más que media vida juntos, nos llevamos sacándole punta al amor, como si fuera la mina de un lápiz, sin reparar en la fragilidad de esa mina, que por más que se le saque punta, antes se parte con el uso. Queremos o deseamos frebrílmente que nos amen a nuestra imagen y semejanza, es decir, a la manera y uso que nosotros mismos hacemos del amor. Cuando cada uno de nosotros sabemos –aun sin querer reconocerlo- que somos distintos tanto en manera de ser, como en la manera de demostrar el “amor”. Poner condiciones al amor que nos profesan es como intentar convencer a un agnóstico de que crea en lo que no ve. El amor es condenarse a los infiernos de una relación irreconciliable o gozar del paraiso de una unión inseparable. El amor es la obra cumbre cuyos actores, no interpretan, sino que hacen de su distinguido papel o guión, un crecimiento paulatino que los lleva a la comunión del más clamoroso éxito. En el amor no vale todo; no hay consejos posibles, ni existe otra jurisprudencia que no sea la propia seguridad de sentir amor por lo que se ama. Todo lo demás es mera competición; concurso absurdo de méritos y antología de reproches que la conciencia colectiva va repitiendo a diario como oscura letanía. Por eso el amor indefinible, el único y verdadero, no sabe ni consiente de violencia, está atento siempre al error, dispuesto al perdón, en vilo de ofenderse ante la ofensa involuntaria del pensamiento, la obra y la omisión. Quien entiende este amor, no precisa siquiera razonar en él, le brota como la sonrisa y el afecto diario que muestra sin presumir, lo que sale de dentro. El amor no puede crecer entre temores y dudas, concede escasa tregua al miedo, en la seguridad que el verdadero amor está curado de todo espanto. Por eso si te aman, no temas rechazar al que utiliza la violencia como arma arrojadiza de su propia cobardía, huye de él y déjale incluso hasta el remordimiento de tu conciencia, para que se pudra junto al rencor de un amor tan destructivo y si no te aman, hazle la obra de caridad de dejarlo sólo, rumiando el amargor de un amor imposible. Hazlo aunque sea por el mero hecho de hacer digna tu condición de persona y aún más todavía por la sencilla razón de degustar tu amor propio, que es una de las más perfectas y significativas definiciones del amor.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

La alianza de las "incivilizaciones"


En un colegio público de un pueblo de Málaga de cuyo nombre no quiero acordarme, ha acaecido un hecho como consecuencia de la retirada de los crucifijos. No contentos con la desaparición de tan arraigado símbolo religioso de las aulas, a una señora madre compinchada, se le ocurre la genial idea de denunciar un antiguo retablo de la patrona y alcaldesa perpetua de dicho pueblo, la Virgen de cuyo nombre no quiero acordarme, cuyo pequeño azulejo, lleva presidiendo la entrada a las aulas desde hace más de 40 años. Lo de los crucifijos en sí, ni lo comprendo, ni lo respeto, ni siquiera le encuentro otra explicación que no sea aquello del “vade retro satanás”, ya que ni en virtud de la llamada Alianza de civilizaciones, cuyos principios debieran abogar por el consenso, respeto y solidaridad entre las distintas confesiones, encuentra justificación alguna, la actitud intolerante de algunos resentidos o descerebrados que interpretan a su albedrío las recientes ordenanzas. Pero la iniciativa de esta señora madre compinchada, de denunciar el retablo de la patrona del pueblo, rebasa los límites del estado de derecho y deja a la democracia, rendida ante la evidencia del mismo surrealismo. Yo, me pregunto a bote pronto, lo que pudiera ocurrir en base al asentamiento de precedentes y repercusión general de esta especie de cruzada, a lo largo y ancho de nuestro territorio patrio: ¿Qué pasa, que por el antojo o molestias que puedan herir la susceptibilidad de un individuo o grupo, tendríamos que retirar el legado cultural de retablos, cerámica y azulejos que pueblan la mayoría de nuestros centros públicos, haciendo referencia a la devoción y símbolos religiosos?. Hasta ese punto de intransigencia pudiéramos llegar…porque a la sazón, a mí también se me ocurre, que nuestras calles y plazas están llenas de símbolos, símbolos religiosos convertidos en obras de arte por el pueblo, patrimonio inmemorial, que puede verse en peligro de ser retirado, del mismo modo que ya sufre los azotes de la incultura fanática del vandalismo urbano. Yo le recomendaría a esta buena señora, que aprovechara su tiempo en otras cuestiones más trascendentes y menos fundamentalistas, que bebiera de las fuentes de la historia y cultura de donde han aprendido los hombres a convivir dentro del respeto y la paz. Que girara una visita artística a nuestros templos y museos de las Bellas artes, poblado de símbolos religiosos, a ver si se le ocurría denunciar la retirada del cualquier, Velázquez, Murillo o Zurbarán.

la guarida del ZORRO

PROHIBIDO LOS JUEGOS DE PELOTAS, BICICLETAS, PATINETES, AROS, ETC. ETC., EN LOS PATIOS, PASILLOS Y AZOTEAS